Cuestiona todos aquellos razonamientos que van dirigidos a enunciar que los desterrados son los verdaderos enemigos de México. Cuestiona los orígenes y los métodos del villismo que califica de robavaquismo, lamenta que mientras el hambre aparece por todos lados los carrancistas esconden su dinero en el extranjero, condena las matanzas en Campeche y Tabasco. Lamenta que el Plan de Guadalupe acuse a los expatriados de ser los enemigos de la Revolución. Se preocupa por la economía del país ya que se gasta el dinero público, no hay inversiones ni nacionales ni extranjeras y no se aprovecharan los recursos naturales. Comenta que este es el gran triunfo de la Revolución y todavía se malestar en contra de los que protestan pero aún hay quien tiene fe en la Unión revolucionaria.